Recordemos: en 1948 Gran Bretaña fue obligada a retirarse de Palestina (Judea) por el anhelo independentista de los judíos residentes y los diaspóricos. Previamente las Naciones Unidas habían Votado la partición del territorio en dos estados, uno judío y otro árabe. Los judíos aceptaron y los árabes no, porque querían “echar a los judíos al mar” mediante la invasión de siete ejércitos. Los israelíes se empeñaron por seguir adelante y lograron rechazar a los invasores. Éstos se negaron a firmar la paz y sólo hubo fronteras provisorias. Después se sucedieron nuevos ataques cuyo propósito respondía al mismo eslogan: “echar a los judíos al mar”. Israel es tan pequeño como la provincia de Tucumán; no obstante su carácter democrático pluralista lo convierte en una espina que hiere a dictaduras y teocracias. En 1967 Egipto, Siria y Jordania iniciaron acciones de guerra para demoler al pequeño Estado, pero Israel respondió rápidamente y logró desbaratar el ataque con una resonante victoria (Guerra de los seis días). Fue entonces que la actual Cisjordania pasó estar bajo control israelí. Ahora bien, es curioso que los judíos denominados como tales o de manera indirecta como los “sionistas“ sean erigidos en la figura del enemigo absoluto por la llamada izquierda tercermundista, la que, sorprendentemente, aún perdura y defiende a ultranza el accionar terrorista de Hezbollah (Irán) y del Isis, culpando siempre a las democracias occidentales de los sangrientos atentados del islamofascismo contra civiles en todo el mundo. No olvidemos, a propósito, que la actual guerra misilística del Medio Oriente, iniciada brutalmente por Hamas, tuvo su respuesta y que los llamados efectos colaterales son, lamentablemente, muy difíciles de evitar, ya que los terroristas se abroquelan en los sótanos y detrás de las escuelas y las viviendas y en hospitales, incluyendo armas ocultas debajo de las camas de los enfermos. Sin olvidar la lluvia de misiles que, partiendo de Gaza, apuntan contra ciudadanos israelíes (ancianos y niños ). También es curioso que un reconocido periodista haya publicado recientemente, y con enormes titulares, que Gaza es un “cementerio de niños“, aún a sabiendas de que estos son utilizados cobardemente por Hamas para protegerse de la artillería israelí. Gaza es, en efecto, un cementerio, pero de terroristas, ya que el 90% de sus muertos lo son. Cabe mencionar, para concluir, que los estados árabes vecinos no admiten a los palestinos (ni siquiera los niños) en su territorio. Optaron por concentrar algunos de esos en pequeños campos de refugiados como rehenes, victimizándolos ante el mundo como pretexto para nuevas guerras. Egipto construyó, a propósito, un ancho muro de 12 km de longitud al sur de la ciudad gazatí de Rafah para impedir el paso de palestinos a su territorio. Sin comentarios.
Arturo Garvich
Las Heras 632 - S. M. de Tucumán